martes, 8 de noviembre de 2011

"Eloisa y Abelardo, una trágica historia de amor"


Pedro Abelardo es reconocido por la crítica moderna como uno de los grandes genios de la historia de la lógica, de la que hacía uso a través de los géneros y técnicas de la dialéctica; Abelardo considera el lenguaje como un mundo interdependiente del sujeto y de la realidad externa, algo completamente original para su época. Abelardo es también recordado, siglos después, en pleno Romanticismo, por  su relación amorosa mantenida con Eloísa. A los veinte años Abelardo se trasladó a París, cuya escuela episcopal era, la más famosa y la más concurrida; su jefe era el archidiácono Guillermo de Champeaux. Teniendo a Guillermo como profesor estudió en París primeramente retórica, gramática y dialéctica. Abelardo se inició hacia 1112 en la docencia en Melún, Corbeil, y más tarde en la colina de Sainte-Geneviève, cerca de París.  Además de la práctica de la enseñanza, Abelardo se dedicó a la música, componiendo en lenguaje sencillo y usando lengua romance canciones que solazaban extraordinariamente a las damas y divertían sobremanera a los estudiantes. De esta época data su relación con Eloísa, sobrina de Fulberto, canónigo de la Catedral de París, a quien conoció alrededor de 1115; éste confía la educación de Eloísa a Abelardo, pero éstos se enamoran y durante un tiempo mantienen su relación en secreto, durante los años 1117-19. El escándalo explota al saberse que Eloísa espera un hijo, que sería llamado Astrolabio. Abelardo secuestra a Eloísa y la lleva a casa de su hermana en Le Pallet. Abelardo decide casarse con Eloísa para limpiar su nombre, ella se opone en un principio porque no puede aceptar que un hombre de ciencia se dedique a una familia. La boda acaba celebrándose en secreto. Fulberto, en supuesto honor de ella, difunde la noticia. Abelardo, molesto por eso, envía a Eloísa al monasterio de Argenteuil. Fulberto, sintiéndose engañado, sobornó a un criado y entrando con algunos servidores en el cuarto de Abelardo, entre todos lo castraron y después huyeron. El criado y otro de los agresores fueron presos y castigados con igual mutilación y además con la pérdida de los ojos, en tanto que el canónigo Fulberto fue desterrado de París y se le confiscaron todos sus bienes. Abelardo, humillado, se esconde durante un tiempo en Saint-Denis como monje, y manda a Eloísa hacerse monja en Argenteuil. En 1142, retirado en el monasterio de Saint-Marcel, en Chalon muere. Su cuerpo fue llevado al Parácleto y Eloísa, fallecida 22 años más tarde, fue enterrada junto a él. Desde 1817 los dos cuerpos descansan juntos en una misma tumba, en el cementerio parisino de Père-Lachaise.

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